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Una visita a la fascinante Fontana della Galea en los Jardines Vaticanos
Los Jardines Vaticanos, con sus 22 hectáreas de extensión, ocupan la mitad del Estado más pequeño del mundo: la Ciudad del Vaticano. Estos jardines son un refugio de arte, historia, cultura y espacios verdes donde los pontífices, a lo largo de los siglos, han encontrado un lugar de meditación y oración.
Este rincón verde de Roma es un oasis de tranquilidad que combina belleza natural y significado histórico. En estos terrenos, donde ahora crecen arbustos, plantas exuberantes y árboles simbólicos como olivos y palmas, alguna vez se alzaron el circo de Nerón y los Horti de Agripina.
Uno de los aspectos más encantadores de los Jardines Vaticanos es el sonido refrescante de sus numerosas fuentes, que alivian el calor incluso en los días más cálidos del verano. Entre estas fuentes, una de las más espectaculares y únicas es la Fontana della Galea o Fontana della Galera.
La Prodigiosa Fontana della Galea
La Fontana della Galea ubicada en los jardines del Vaticano, es una verdadera joya de la ingeniería y el arte del siglo XVII. Esta fuente se distingue por su diseño en forma de una galea, un antiguo barco de combate.
La obra fue encargada en 1621, bajo el pontificado de Paulo V, quien amaba los juegos de agua y la incorporación de fuentes en áreas urbanizadas. El diseño fue realizado por Martino Ferrabosco y Jean Van Zanten, un arquitecto flamenco. La construcción se llevó a cabo bajo el pontificado de Gregorio XV por Giovanni Fantini, con la atenta supervisión de los superintendentes de jardines Cristoforo Raimoschi y Martino Forabosco.
El barco de la fuente está hecho casi completamente de plomo y cuenta con tres mástiles de trinquete, maestra y mesana, estandartes y 64 pequeños cañones, todos de plomo, de los cuales brotan chorros de agua. Las jarcias están elaboradas con hilos de cobre o latón, mientras que las amarras de seguridad son de alambre.
Esta prodigiosa obra de arte no solo representa una máquina de guerra, sino que, como se lee en el dístico de Maffeo Barberini (quien luego sería el Papa Urbano VIII), simboliza la paz:
«De fonte Pontificio navis effigem habente: Bellica pontificum non fundit machina flammas, sed dulcem belli qua perit ignis aquam»
(«La máquina de guerra de los pontífices no arroja llamas, sino dulce agua con la que se extingue el fuego de la guerra»).
Adornamiento y Restauración
A finales del siglo XVIII, durante el pontificado de Pío VI Braschi, el nicho detrás de la fuente fue adornado con esculturas de ladrillo, estuco, enlucido y travertino, realizadas por Francesco Antonio Franzoni y Gaspare Sibilla bajo la supervisión de Salvatore Casali.
Estas esculturas representan un episodio del mito de Faetón: Las Helíades, hermanas de Faetón, y su amigo Cícno, desesperados por la muerte de su querido, piden a los dioses compartir su destino. Las jóvenes son transformadas en álamos y, junto a Cícno, permanecen para siempre junto al río Po, donde cayó Faetón. El nicho se completa con un respaldo de cedros y naranjos.
Después de un largo período de inactividad, la fuente fue sometida a un meticuloso trabajo de restauración entre 2007 y 2011. Ahora, la Fontana della Galea vuelve a deleitar a los visitantes, suscitando un especial asombro en quienes la admiran.
Un Lugar Curioso y Encantador
Visitar la Fontana della Galea en los Jardines Vaticanos es una experiencia que combina historia, arte y una maravillosa tranquilidad. Esta fuente no solo es un testimonio de la maestría técnica y artística del siglo XVII, sino también un símbolo de la paz y la capacidad del Vaticano para transformar una imagen de guerra en una celebración de la serenidad.
Al explorar los Jardines Vaticanos, no te pierdas la oportunidad de admirar esta fuente única y de disfrutar del entorno sereno y bellamente cuidado que la rodea.
Para los amantes de los lugares curiosos y llenos de historia, la Fontana della Galea es, sin duda, una parada imprescindible en el corazón del Vaticano entradas que recomendamos reservar online para asegurarte el acceso. Sus detalles precisos en bronce, el sonido del agua brotando de los cañones y la majestuosa representación de un galeón de combate del siglo XVII te transportarán a otra época, mientras disfrutas de la paz y la belleza de los Jardines Vaticanos.